Gastronomia / maridajes y recetas / Medium
Cooking time: 1 hour
Tiene un color ámbar en la copa y, al olerlo, me sorprendió la complejidad de aromas: avellanas, almendras, un ligero toque a coco, caramelo, mermelada de higo y unos ligeros toques de naranja; todo un espectáculo. En boca, se deducen los aromas de las nueces y de la fruta confitada; además, se va tornando dulce, lo cual se equilibra con su acidez. Cerré los ojos para imaginarme con qué quedaría mejor. ¿Una tapa? ¿Una samosa? ¿Pollo picante? No, eran especias de calabaza: canela, jengibre, clavo, nuez moscada, pimienta inglesa… Entonces, decidí que lo más acorde para este vino Médium era un postre no muy dulce.
En mi opinión, lo mejor es hacer la pasta de las milhojas un día antes para dejarlo reposar lo suficiente. Si no tenéis tiempo, podéis comprar una masa ya hecha, pero, obviamente, no es tan rica como una casera.
Para la milhojas, mezclamos la harina, la sal y las dos cucharadas de mantequilla en un bol y lo removemos con las manos. Después, añadimos el agua y el zumo de limón de manera gradual y lo mezclamos con un tenedor hasta que consigamos una masa ligera. A continuación, extendemos la masa en una superficie plana y la metemos a enfriar durante dos horas. De mientras, he batido el resto de la mantequilla y le he dado una forma de cuadrado; y metemos todo esto a la nevera.
Sacamos la masa y la mantequilla y la trabajamos sobre una superficie previamente enharinada. Colocamos la mantequilla en el centro de la masa y, con los bordes, cerramos la masa. Después, lo doblamos en forma de rectángulo y juntamos cada una de las esquinas en el centro; doblamos de nuevo en forma de rectángulo. De nuevo, lo envolvemos en plástico y lo metemos a la nevera durante dos horas. Yo, personalmente, repito esta “ceremonia” de envolver y meter la masa a la nevera unas 3 veces, hasta que esté lista.
Para el relleno, partimos la calabaza a la mitad, quitamos las pepitas y la pulpa. Para que se cocine mejor, cortamos la calabaza en trozos pequeños. Colocamos los trozos sobre papel para hornear y las metemos al horno durante 45 minutos a 180ºC hasta que queden tiernas. Cuando se enfríen, separamos la piel de la carne y lo machacamos; a continuación, lo pasamos por el chino. Añadimos el azúcar y las especias de calabaza y lo dejamos enfriar antes de añadir la gelatina (que nos ayudará a conseguir una mejor textura y a poder darle forma).
Para la mermelada de arándanos, los limpiamos y los añadimos a una cacerola con azúcar; cocinamos a fuego medio hasta que hierva. Dejamos enfriar y lo usamos luego como guarnición del plato.
Montamos la nata, añadimos el azúcar en polvo, la mermelada de arándanos y dos cucharadas de gelatina. Mezclamos todo y lo dejamos reposar en la nevera hasta que terminemos la milhojas.
Me he decantado por una reforma redonda para la pasta. Para ello, he recortado unos círculos del hojaldre y le he hecho agujeros con un tenedor. Lo horneamos durante 15 minutos a 190ºC.
Cuando se haya enfriado todo, usamos una manga repostera para rellenar la pasta: una de las partes con la crema de calabaza y la otra con la crema de arándanos. He usado diferentes boquillas para hacer formas. ¡Y mirad qué bien queda la combinación de colores!
Además de un aperitivo muy agradable.
Servido frío, es el vino apropiado para acompañar patés, quiches, así como para platos especialmente especiados (arroz al curry).
Sírvalo entre 12 y 14º C en una copa de vino blanco.
Existen vinos Medium para todos los gustos, con más o menos dulzor.
Pruébelo con platos de la cocina india o tailandesa.