Cooking time: 1 hour
El amontillado presenta una entrada en boca amable y una acidez equilibrada; su desarrollo resulta complejo y sugerente, destacando un final seco y un post-gusto prolongado en el que retornan las notas de frutos secos y madera envinada. Por consiguiente, es necesario maridarlo con platos suculentos como estas migas con chorizo.
1. En una fuente amplia, colocamos las rebanadas de pan cortadas anteriormente, una pizca de sal y un chorro de agua (utilizar un colador) para remojar el pan por igual.
2. Tapamos con un paño la fuente para que se empape bien y dejamos reposar.
3. Por otro lado, cortamos el chorizo y el tocino en trozos muy finos y lo sofreímos en una sartén con un poco de aceite de oliva, hasta obtener un color dorado. Cuando estén cocinados, sacamos, escurrimos y reservamos el chorizo y el tocino.
4. Utilizamos la sartén donde sofreímos el chorizo y el tocino, para dorar los ajos, que deben estar enteros. A continuación, incorporamos el pan, mezclándolo todo bien hasta que el pan obtenga un color rojo.
5. Incorporamos a la sartén el chorizo y el tocino reservados anteriormente, cuando el pan esté desmigado y suelto, mezclando todo bien.
6. Comprobamos el punto de sal y cuando estén cocinadas, las dejamos en la sartén a reposar.
Este vino, de exquista complejidad, es capaz de triunfar en múltiples terrenos, aportando su toque personal a una gran variedad de platos- ahumados, quesos curados, carnes blancas, pescado azul, platos especiados.
Como compañero de determinadas verduras como espárragos y alcachofas, nos brinda instantes sublimes.
Sírvalo entre 12° y 14° C en una copa de vino blanco.
Su sabor seco e intenso se adapta a maridajes difíciles y arriesgados.
Su estructura permite conservar las botellas abiertas durante meses.