La Bodega San Ginés del Consejo Regulador acogió en la noche de ayer la conferencia Cátedra del vino “La bodega más antigua de Occidente, en la Sierra de San Cristóbal: lagares, santuarios y deidades”- pronunciada por Diego Ruiz Mata, director de las investigaciones arqueológicas del Castillo de Doña Blanca (El Puerto de Santa María),que realizó un viaje en el tiempo por la Bahía de Cádiz y la campiña jerezana siglos antes del nacimiento del cristianismo.
La Cátedra del Vino reunió a un gran número de personas que no quisieron perderse esta clase magistral y llenaron la sala del Consejo Regulador. El acto presentado por el director general del Consejo, César Saldaña, contó con un éxito de asistencia justificado por el gran trabajo de investigación que mostró el profesor.
Los estudios realizados en el Castillo de Doña Blanca reflejaron nítidamente los usos y costumbres de la sociedad fenicia que vivía en dicho poblado. La pujanza económica de la zona, avivada por la región portuaria en la que se enclavaba, se pone de manifiesto en estas excavaciones arqueológicas, entre las que se encuentra claramente una bodega con sus espacios delimitados a la perfección.
Ruiz Mata explicó a los asistentes los claros signos encontrados en el yacimiento alusivos a los llamados dioses paganos, pues entre los habitáculos hallados se perciben zonas de altares y puntos exactos donde se realizaban “libaciones”. Estas consistían en derramar vino sobre unos huecos instalados en el suelo a modo de ritual y ofrenda a los dioses. No eran más que santuarios, espacios sagrados entre los muros de las bodegas, donde se realizaban las ceremonias siempre bajo la presencia de un betilo –o piedra sagrada– que aludía a la presencia divina en el lugar en el que se hallaba.
No obstante, el propio Ruiz Mata asegura que “el vino tiene una esencia simbólica en las religiones que han existido en Occidente, desde los dioses paganos de los egipcios, pasando por los romanos y los griegos y continuando con el cristianismo”. En todos estos credos, afirmó el profesor sevillano, el vino ha tenido una presencia clara en los rituales, desde libaciones hasta formar parte fundamental de la ceremonia principal de la religión católica, la eucaristía.
En todas estas civilizaciones, explicó el catedrático, existía –y aún lo hace– un modo de elaborar el vino, como queda demostrado en las propias excavaciones arqueológicas. Desde la pisa hasta su crianza en recipientes como vasijas (posteriormente botas). Es la prueba de que el vino ha evolucionado con las propias sociedades: “El vino ha sido testigo del cambio de la teocracia a la democracia. Del ‘mythos’ al ‘logos’”.
El catedrático mostró los resultados de las investigaciones plasmadas en su libro ‘El poblado fenicio del Castillo de Doña Blanca’, que arrojaron luz sobre la configuración de esas bodegas fenicias, en las que se podían apreciar lugares para la pisa de la uva, almacenes donde se situaban las vasijas de barro en las que se conservaría el vino, varios soportes para el prensado, hornos y algunos espacios abiertos.
Una conferencia, sin duda, de una riqueza histórica y arqueológica de gran valor, con la que más de doscientos asistentes disfrutaron tanto, que al término de la misma, durante el jerez de honor ofrecido por el Consejo Regulador del Vino con su presidente Beltrán Domecq a la cabeza, Diego Ruiz Mata conversó con quienes le trasladaban sus dudas e impresiones acerca de ‘La bodega más antigua de Occidente’.