A principios de la presente semana son ya 6 los lagares que se encuentran en funcionamiento, del total de 32 bodegas de elaboración inscritas para la campaña. Las previsiones son en general más optimistas que las que se tenían hace algunas semanas, pues está siendo un verano de temperaturas no excesivamente extremas y con un régimen muy moderado de vientos de levante. En todo caso, como ocurre siempre, las próximas semanas serán clave.
Por otra parte, tras unas campañas con otoños e inviernos secos y primaveras algo más lluviosas, a lo largo del pasado año agrícola se han invertido los términos, de manera que el otoño 2020 y el posterior invierno han concentrado las precipitaciones, mientras que la primavera ha sido más seca que en los últimos años. En invierno se han registrado algunos periodos de temperaturas muy frías que han favorecido la hibernación de las yemas y la acumulación de horas de frío necesarias para su brotación.
La primavera, aunque seca, nos ha traído importantes rociadas y temperaturas muy suaves, lo que ha favorecido una evolución muy gradual del estado fenológico y en general un estado sanitario bastante bueno, prácticamente sin mildiu y con escasísima incidencia del oidio y de la lobesia brotana. Se ha detectado algo de presencia de mosquito verde y algo de melazo o cochinilla algodosa, pero sin daños de importancia tras los correspondientes tratamientos. Las graduaciones se presentan en general altas para lo que es habitual en nuestra denominación de origen y con una acidez también importante, lo que augura una vendimia de gran calidad.
En términos de producción las estimaciones son desiguales dependiendo de la zona, pero en general parece que tendremos algo más de cantidad que el año pasado, aunque también hay que decir que la producción de la vendimia 2020 fue particularmente corta, por debajo de los 8.000 kilos por hectárea.