Pitu Roca cuenta con un gran equipo de sala que transmite al cliente el especial ambiente de la casa. En ese equipo hay numerosos sumilleres, prácticamente cada mesa tiene su sumiller, lo que da idea no solo de la importancia que tiene el vino para los Roca, sino realmente la importancia que para ellos tienen las personas que les visitan desde cualquier parte del mundo y se sientan en su restaurante.
“Si pudiera ser un vino de Jerez sería un amontillado, con esa parte más introvertida de la crianza biológica y esa parte más expansiva de la crianza oxidativa” confiesa Pitu. Y es que la pasión y la devoción por los Vinos de Jerez no es nueva ni desconocida en él. Josep viaja a su niñez cuando recuerda aquellas botellas de fino que había en la barra mientras él jugaba en la casa matriz, el restaurante de sus padres, Can Roca, donde muchos de sus clientes eran andaluces llegados a Girona para trabajar. Hoy los vinos del Marco tienen un especial rincón en la bodega del Celler, una “capilla” donde aguardan a ser servidos mientras son observados por un trozo de albariza del Pago de Macharnudo que les hace sentir como en casa.
A la pregunta de con quién disfrutaría una manzanilla en rama Josep lo tiene muy claro, “Pues te diría que con mi mujer, con mi familia, con mis amigos más próximos en cualquier momento, sí, es siempre flor, es vida, es alegría”.
En el imaginario de este hombre los Vinos de Jerez suenan por bulerías, como él mismo confiesa, y es que la música forma parte importante de su relación con los vinos. En numerosas ocasiones música en vivo y jereces han formado el esqueleto de sus catas en público, desde un cuarteto de cuerda clásico al piano de Chucho Valdés pasando por la guitarra flamenca de Diego del Morao. Por ello tampoco es de extrañar que a la hora de compartir una copa de jerez con un personaje histórico sea concluyente: “Me hubiera gustado ofrecerle una copa a Verdi cuando estuvo aquí en Jerez y se compró su bota para llevársela a su tierra”.
De nuevo regreso a las raíces, a la familia, a la tierra, cuando se le pregunta por un brindis con alguien ausente… “Cuando alguien te pregunta con quien te gustaría brindar que ya no esta aquí, pues hombre, yo diría que con mi abuela, porque era una cachonda, era divertida, era un juego animoso en la cocina y me gustaría que ella pudiera vivir lo que estamos viviendo ahora”.
Su lealtad a la amistad y también a los Vinos de jerez le ha llevado a tomar el testigo de Juli Soler, un “Pata de Gallina” pionero, en la presidencia del jurado internacional de Copa Jerez en sus últimas ediciones. Esa lealtad se hace palabra cuando expresa sus sentimientos al disfrutar de una copa, “Cuando bebes un vino de Jerez tienes la sensación de plenitud, de felicidad, de felicidad interna. Tantos palos, tantos colores distintos que permite tener la sensación de que cada hora del día tienes un vino de Jerez que te está esperando”.