Con la única excepción de algunas pequeñas parcelas cuya uva se encontraba aún en proceso de sobremaduración a la fecha de este comunicado, puede decirse ya que la vendimia ha llegado a su fin en nuestra Denominación de Origen. En total han sido 31 los lagares inscritos en el Consejo Regulador en la presente campaña, en los que se han molturado algo más de 76,3 millones de kilos de uva de las variedades autorizadas –palomino, pedro ximénez y moscatel– con destino a la elaboración de los productos amparados por nuestras Denominaciones de Origen. Dicha uva tiene su origen en 2.299 explotaciones inscritas, cuya superficie total en producción asciende a aproximadamente 6.500 hectáreas.
En términos de producción la cosecha se puede definir como de un volumen medio-alto, con una producción media que ha superado los 11.700 kilos por hectárea. En términos absolutos (y considerando los cambios en la superficie en producción, ligeramente superior a la de la pasada campaña), la producción total de uva ha superado a la de 2014 en un 14%. La práctica ausencia de levante durante la segunda parte del verano ha tenido mucho que ver con la desviación registrada sobre las previsiones iniciales de cosecha.
Como es tradicional, la vendimia jerezana dio comienzo en los pagos del interior y se fue extendiendo progresivamente hacia las localidades de la costa, a medida que la uva fue adquiriendo el grado de madurez idóneo para su recogida. Las primeras uvas de la variedad palomino –la predominante en la Denominación de Origen– empezaron a molturarse en una fecha tan temprana como el 3 de agosto, como consecuencia del calor extremo registrado durante el comienzo del verano. Posteriormente, las temperaturas relativamente suaves de la segunda parte de agosto provocaron una ralentización de las actividades, a la espera de que la uva fuera alcanzando el grado óptimo de madurez.
En general, la uva ha llegado a las bodegas de elaboración muy sana, como consecuencia entre otras cosas de las condiciones excepcionalmente benignas que se han dado durante la pasada primavera. Tras un invierno moderadamente lluvioso, con una media ligeramente inferior a los 600 litros por metro cuadrado que son habituales en nuestra zona, la primavera ha sido muy seca, lo que ha tenido una incidencia muy positiva en la evolución de la vid, con prácticamente una ausencia total de las plagas y enfermedades más habituales en la zona. Además, las lluvias del invierno se han extendido a lo largo de un número importante de días, lo que significa que la tierra albariza ha tenido la oportunidad de empaparse de forma gradual, sin que se produzca erosión del terreno y creando en el subsuelo las reservas hídricas necesarias para que las plantas hayan evolucionado de forma adecuada con la llegada del verano.
Como consecuencia de todo ello la vendimia se ha caracterizado por un altísimo nivel de sanidad, con unos niveles de acidez equilibrados y un contenido medio en azúcar que a principios de la campaña era muy alto y que ha ido moderándose hasta los actuales 11,24 grados Baumé que registra el último informe del Consejo Regulador.
Los 76,3 millones de kilos de uva cosechados en la campaña no sólo van a permitir holgadamente disponer de los mostos necesarios para rociar las criaderas de los sistemas de envejecimiento de las bodegas jerezanas, sino que además suministrarán la necesaria materia prima para otra serie de productos de calidad elaborados en el Marco de Jerez. Entre ellos y de forma especial hay que mencionar el Vinagre de Jerez, producto acogido igualmente a Denominación de Origen y cuya popularidad creciente demanda cada vez mayores volúmenes.