Cada año se celebra la muestra internacional “Festival de Jerez”, la manifestación artística más genuina y significativa de esta ciudad: el flamenco, al que acuden espectadores de más de 40 países para disfrutar de este arte e impregnarse de la esencia de la ciudad.
A continuación compartimos con vosotros una guía rápida para disfrutar del vino de jerez y el flamenco con los 5 sentidos y nada más y nada menos que de la mano de José María Castaño Hervás Flamencólogo y Formador Homologado del Consejo de los Vinos de Jerez – Xèréz – Sherry
Guía para disfrutar del flamenco y el vino de Jerez:
Vino Fino y la Bulería de Jerez
Vino Fino: Criado en soleras durante un período aproximado de 4 años, el fino presenta un color pajizo pálido, su aroma es delicado (almendroso) y punzante, sin acidez, muy seco y ligero en el paladar. Crianza exclusivamente biológica, bajo velo de flor.
La Bulería de Jerez: Al igual que el fino la bulería muestra un carácter punzante que llega al extremo de una expresividad en boca que alerta nuestros sentidos. Aunque de carácter festero (ligero) en Jerez la bulería se muestra seca gracias a la cantidad de letras trágicas que paradójicamente se encuentran en un estilo festero y aparentemente gestado para la diversión.
Amontillado y la Bulería por Soleá
Vino Amontillado: Nace de la combinación en su crianza de una fase biológica inicial completada con otra fase oxidativa final. De ahí que recuerda el carácter del fino (pálido y punzante) pero con un cuerpo y estructura más complejo que amortigua su viveza. De color ámbar, sabor intenso y equilibrado (avellanado) y muy seco.
La bulería por soleá: Es la perfecta identificación jonda con un amontillado porque es un cante y un toque que se encuentra entre dos orillas estilísticas. Guarda memoria de la bulería pero va apareciendo la soleá con una cadencia más lenta que sofoca el ímpetu de lo festero en aras a un mayor reposo. Gran equilibrio.
Vino Oloroso y la Soleá
Vino Oloroso: Procede de la crianza oxidativa y una vejez más acentuada en bota de roble americano. De color ámbar dorado es un vino rotundo al paladar y muy redondo en todas sus características: aroma poderoso. En el paladar es sabroso, armónico y persistente. Recuerda al sabor de las nueces. Seco en crianza. Gran presencia de los matices de la madera.
La Soleá: Está considerada como en primer fruto totalmente definido del flamenco gracias a la armonía de todos sus conceptos estéticos. De ritmo muy pausado y cadencioso se equilibra con su mensaje vivencial y lleno de sentencias. También necesita una experiencia prolongada en el tiempo, añejada como un oloroso.
Palo Cortado y la Seguirilla
Vino Palo Cortado: Vino envuelto en cierto misterio por su crianza irregular. Digamos que siguiendo su propia ley “sucede” más que se busca. De color ámbar con tonos dorados. Intenso con aromas de frutos secos, almendras tostadas y avellanas, arropadas por notas de madera vieja. Al paladar es intenso y persistente, con matices tostados.
La siguiriya: De todos los cantes y toques de la baraja flamenca es un estilo envuelto en el misterio y la irregularidad de sus versos. Expresa con intensidad y persistencia el dolor, con mucho cuerpo y al igual que un buen palo cortado necesita para su formación grandes dosis de rebeldía.
Vino Cream y el Fandango
Vino Cream u Oloroso Dulce: Se utiliza el vocablo anglosajón “cream” para definir un vino oloroso dulce. Surge de la mezcla del oloroso con la variedad dulce Pedro Ximénez. De cálido color caoba es elegante y suave. En el paladar tiene mucho cuerpo.
El fandango natural: Tiene la fuerza expresiva de los cantes más duros (oloroso) pero en su ejecución aparecen matices de una dulzura que recuerda su origen folclórico (pedro ximénez). Encierra verdades cotidianas endulzadas con un decir asequible a todos los públicos.