¿Cuánto tiempo llevas trabajando con/para el vino de Jerez y concretamente en esta bodega?
Llevo desde el año 2005, en Noviembre de este año, hará 14 años y siempre en José Estévez. Estudié Ingeniería Técnica Agrícola Especialidad en Industrias Alimentarias, hice un Master de Calidad en Industrias Agroalimentarias y posteriormente la Licenciatura en Enología.
¿Qué te impulsó a convertirte en un hacedor de vinos de Jerez?
Yo soy de Barcelona pero mi madre es de Sanlúcar de Barrameda y en mi casa siempre ha habido afición a los vinos de Jerez. En Sanlúcar pasaba todos los veranos, mi abuelo trabajaba en una bodega de Sanlúcar (García de Velasco) y a mí ese mundo me encantaba. La profesión de Enólogo es muy bonita pero si encima tienes la suerte de trabajar con estos vinos tan singulares y con tantísima historia detrás, es un lujo.
¿De qué vino estás más orgulloso y por qué?
Orgullosa estoy de todos nuestros vinos, muchos de ellos ya existían cuando yo nací, es una responsabilidad muy grande encontrarte profesionalmente con estos vinos porque es como si dejaran un legado en tus manos que tienes que respetar y mantener para las generaciones siguientes. Quizás le tenga un cariño especial a nuestra Manzanilla La Guita porque cuando Estévez compró sus bodegas en 2007, en el 2008 me hice cargo de los vinos junto con Eduardo Ojeda. Fue un trabajo duro porque nos encontramos con mucho por hacer hasta conseguir tener un vino tal y como a nosotros nos gustaba, seleccionando muy bien su origen (Pago de Miraflores principalmente) y respetando su historia.
¿Cuál es tu favorito y por qué?
Amontillado Tío Diego. El amontillado en general, es un vino especial porque antes tiene que ser un fino y luego pasa a tener una crianza oxidativa hasta ser un amontillado. La uva utilizada para elaborar Tío Diego proviene de una sola viña, una parcela de 17 has llamada viña Macharnudo Alto y fermentado en bota. Tiene 8 criaderas de biológica y 3 criaderas de oxidativa. Es un vino con una edad media de 17 años. La crianza biológica tiene una media de alrededor 10-11 años y 6 años de oxidativa, este vino no sufre una segunda alcoholización sino que con el tiempo va concentrándose y aumentando el grado alcohólico. Un amontillado muy fino por esa larga crianza biológica y complejo a la vez.
¿De qué vino estás más orgulloso y por qué?
Amontillado Tío Diego. El amontillado en general, es un vino especial porque antes tiene que ser un fino y luego pasa a tener una crianza oxidativa hasta ser un amontillado. La uva utilizada para elaborar Tío Diego proviene de una sola viña, una parcela de 17 has llamada viña Macharnudo Alto y fermentado en bota. Tiene 8 criaderas de biológica y 3 criaderas de oxidativa. Es un vino con una edad media de 17 años. La crianza biológica tiene una media de alrededor 10-11 años y 6 años de oxidativa, este vino no sufre una segunda alcoholización sino que con el tiempo va concentrándose y aumentando el grado alcohólico. Un amontillado muy fino por esa larga crianza biológica y complejo a la vez.
¿Cuál es tu favorito y por qué?
Un amontillado o un palo cortado con un risotto con setas y ahora para el verano una manzanilla con salmorejo.
¿Cuál es tu maridaje perfecto con el Jerez?
Son vinos únicos en el mundo, primero por su origen, las características de nuestros suelos, la albariza, la versatilidad que tienen y luego por su particular proceso de elaboración.
El vino de Jerez posee particularidades que lo distinguen de cualquier otro vino…qué hecho crees que lo hace tan interesante?
Nuestros planes, elaborar diferentes tipos de vinos pero todos ellos basados en nuestros suelos, la albariza, nuestra variedad por excelencia que es la palomino y sin artificios, expresando lo que nos dá el suelo. El futuro de los vinos de Jerez debe de empezar por cambiar el precio del vino, el precio de la botella debe de subir, así como el precio de la uva. Mirando por el bien del futuro, debemos de darle a nuestros vinos el valor que se merecen.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos sobre el vino de Jerez?
El Jerez siempre ha estado presente en mi casa y cuando pasaba los veranos en Sanlúcar me encantaba el olor a vino que había en las calles cuando pasaba por delante de cualquier bodega. El contacto más serio fue cuando probé por primera vez un amontillado, me quedé impresionada de la cantidad de matices y sensaciones que aportaba el vino.